lunes, 5 de abril de 2010

Cómics que me gustan: La cumbre de los dioses

  • Título: La cumbre de los dioses.
  • Guión:Yumemakura Baku
  • Dibujos: Jiro Taniguchi
  • Editorial: Ponent Mon
  • Encuadernación: 5 vol, en rústica, 1500 p. aproximadamente.
  • Sentido de lectura japonés. 
Cuando uno encuentra una Vest Pocket-Autograhic Kodak-Special
Al enfrentarse a una obra de este calibre, sin saber nada sobre ella, a cualquiera le asalta la gran duda de si ha cometido un error al gastarse 75 euros y si lo que se le va a contar en esas más de 1500 páginas va a ser tan interesante como para llegar hasta el final sin que aparezca en algún momento el aburrimiento. Las dudas son más grandes cuando te paras a pensar que todo gira en torno a un deporte, el alpinismo, que tampoco es que me atraiga mucho, precisamente. La razón por la que me compré este cómic es porque me lo encontré a buen precio durante el Salón del Cómic de Madrid en 2009, en el mismo stand de la editorial. Hemos de tener en cuenta que el precio real de cada volumen es de 18 euros, tal y como se vendió en el momento de ser publicado por separado, con lo cual, el ahorro era considerable, y dado que ese día tenía bula papal otorgado por Calamarda, no quise dejar la oportunidad de hacerme con él. Además, los 5 tomos venían dentro de una bonita caja y, aunque al final no resultara tan interesante, siempre quedaría bien en mis nuevas estanterias de la serie Markor de Ikea. Es una de las ventajas de no poder comprar una colección cuando sale originalmente publicada y pasado el tiempo puedes adquirirla: después puedes encontrarte con sugerentes ofertas. En su día no pude hacerme con ella y la compra de cada volumen por separado tenía los riesgos de que, en un momento determinado, me encontrara con que uno de ellos estuviera agotado; además, el precio es un tanto alto, las cosas como son, y es que como he dicho en alguna ocasión, este vicio de los cómics no es nada sano. Así que cuando lo ví de oferta no me lo pensé dos veces, sobre todo cuando apenas unos días atrás estuve a punto de comprar la misma edición a 90 euros en una tienda (hace poco lo he visto en una tienda de Madrid a 60 euros, imagino que ya poco mas podrá bajar, y por ese precio ya se puede hablar de casi un regalo, sinceramente).

De cualquier forma, jugaba con las cartas marcadas. Jiro Taniguchi es un autor de renombre y ya había leído dos obras suyas que me gustaron muchísimo: Barrio Lejano y El almanaque de mi padre; dos cómics que son totalmente recomendables y que últimamente han sido reeditados, con lo que no son complicados de encontrar. Así pues, mientras iba leyendo esta gran obra, iba cayendo en la cuenta de que no sólo es posible mantener el interés y la tensión narrativa durante 1500 páginas, sino que, lo que aún es mejor, la intriga que los autores van tejiendo con maestría va creciendo conforme vamos avanzando en la trama, confeccionando una impresionante narración que te tiene pegado al sillón con ganas de saber más y más. Realmente cuesta trabajo dejar de leer, ya que al final de cada capítulo se te invita a seguir en la lectura del siguiente. Así pues, al igual que el protagonista de la historia, yo también encontré un tesoro.

¿De qué va?
Durante una expedición al Everest en 1993, que no termina de culminar con éxito, un alpinista experto en fotografía (o un fotógrafo experto alpinista) llamado Makoto Fukamachi, encuentra por casualidad en un bazar de Katmandú, capital del Nepal, lo que parece ser la cámara de fotos que en 1924 llevaban los montañeros ingleses Mallory e Irvine en su intento de coronación del Everest. Ambos alpinistas desaparecieron durante dicha escalada y nunca se llegó a saber a ciencia cierta si fueron los primeros o no en llegar a la cima de la montaña más alta del Planeta. Es a partir de las pesquisas de Fukamachi por intentar descifrar el misterio de la camara de fotos y la coronación de Mallory e Irvine, aún hoy sin resolver realmente, cuando se inicia toda la historia, con sus tramas y subtramas. Fukamachi se encuentra así con la persona que cambiará su percepción de la vida, y sobre la que girará el peso de la narración: Joji Habu.

A partir de ese primer encuentro, Fukamachi intenta conocer todo lo posible a este alpinista, olvidado y casi repudiado por sus propios compañeros, y cuyo paradero real no era conocido una vez se le perdió la pista en Nepal años atrás. La búsqueda de las respuestas alrededor de la supuesta cámara de Mallory, lleva a Fukamachi a descubrir realmente la personalidad de Habu, a obsesionarse totalmente por él y a cuestionarse, a su vez, la propia razón de su existencia.

¿Por qué me gusta?
Resulta complicado quedarse sólo con un aspecto que me haya gustado. En primer lugar, el cómic se vertebra sobre un recurso narrativo muy usado, pero no por ello menos interesante si se sabe usar con la genialidad con que lo hacen Taniguchi y Baku: introducir en un acontecimiento histórico más o menos relevante (la desparación de Mallory e Irvine) un elemento de ficción distorsionador en mayor o menor medida (encontrar la cámara de fotos con la que hicieron el intento de escalada). A partir de ese momento, ambas líneas narrativas, la real y la de ficción van tomando caminos paralelos que en ocasiones convergen uno hacía el otro, estableciéndose de vez en cuando puntos en común, y donde los límites se difuminan, en un claro juego que los autores nos proponen al leer la obra.

El primer tercio de la obra, se centra en la búsqueda de información sobre la persona de Habu por parte de Fukamachi con la excusa de la cámara de fotos como trasfondo. El cómic se desarrolla en diversos capítulos en forma de flashbacks, donde amigos y compañeros de Habu van contando a Fukamachi sus experiencias con el alpinista. Su carácter complicado, su extraña forma de ser, que va provocando la creciente soledad de Habu, cuyas gestas él cree que no son reconocidas convenientemente por el colectivo al que pertenece, y sobre todo, como por cuestiones del destino, trágicamente se ve de repente preso de sus propias palabras. En su viaje, Fukamachi comprenderá, y nosotros con él, que detrás del comportamiento de Habu, y en definitiva de cualquier persona, hay siempre una razón oculta que explica nuestros actos, por extraños que parezcan, y que esa razón íntima es la piedra angular sobre el que se sustenta el hermetismo que a veces rodea a cualquier ser humano en forma de coraza protectora.

Uno de los grandes problemas del cómic como medio de expresión, en mi opinión, es que por el formato de publicación y por su estructura narrativa, es complicado llegar a crear personajes lo suficientemente fuertes como para que una historia se construya sobre la personalidad de uno de ellos. No es que no existan obras así, pero a veces el límite de páginas impone una pequeña dictadura a la hora de profundizar en la mentalidad de los personajes, por lo que al cómic, en general, se le ataca en ocasiones pues ha de tirar de arquetipos clásicos para poder desarrollar una historia: de esta forma la creación de esta estructura psicológica no se verá cortada por la limitación en el uso de páginas, ya que viene dada por el propio arquetipo. Desde luego, teniendo en cuenta que esta obra se compone de 1500 páginas, los autores no han tenido este problema. Otra cosa es que se haga bien, y por supuesto, en este caso, el acierto es completo. Por otra parte, aunque no es un dato que lo haya podido confirmar, pues en castellano no hay nada dicho al respecto, parece ser que el cómic es la adaptación de una novela de Yumemakura Baku, algo que no me extrañaría por lo ya comentado en relación a la construcción de los personajes, ya que en los libros éste sí es un recurso que se usa con normalidad. En el primer volumen, se incluye un texto de Baku en donde cuenta la forma en la que contactó con Taniguchi para que hiciera la adaptación, pero como sucede durante el propio cómic, a veces no tenemos claro donde están los límites entre la ficción y la realidad, así que no se con exactitud si existe ese libro o no, porque lo que es seguro es que en castellano no está disponible, y paso de aprender japonés para bucear en páginas web japonesas a ver qué dicen al respecto.

Por otra parte, a través de este cómic vamos entrando poco a poco en este desconocido, para mí, deporte que es el alpinismo. Tanto guionista como dibujante parecen ser grandes aficionados, y eso se nota a la hora de abordar la historia, y es algo que nos transmiten perfectamente ya que hablan constantemente de los diferentes tipos de escalada, la forma de prepararlas y nos sumergen de lleno en las expediciones que tienen como objetivo alcanzar las cumbres más altas. Son especialmente hermosas las viñetas donde se ven las escaladas, con esos paisajes totalmente salvajes, donde los protagonistas viven al borde de su límite físico y psicológico, buscando su superación continuamente. Parece mentira como en un dibujo estático como es una viñeta pueda representarse tan bien el vértigo que producen las grandes paredes y esa sensación de altura y de grandiosidad de las montañas mas altas del mundo.

Pero donde los autores se muestran perfectos en sus planteamientos es a la hora de mostrarnos las escenas donde los protagonistas, debido al extremo cansancio físico y desgaste psicológico al que son sometidos, sufren una serie de capítulos febriles de alucinaciones donde sus propios fantasmas del pasado se le aparecen de forma amable, pero con perversas intenciones; o como nos cuentan las terribles condiciones en las que se hace acampada cuando se intenta escalar una gran montaña como es el Everest, donde un clima adverso y agresivo ataca continuamente al montañista, casi en un acto de defensa. Especialmente evocadores son los capítulos donde se cuenta la historia de la última ascension, hasta donde es posible contar y se sabe, de Mallory e Irvine, y casi experimentamos en primera persona las terribles condiciones en las que estos pioneros abordaban sus increíbles objetivos.

En definitiva, un cómic altamente recomendable para disfrutar durante días, ya que la tensión crece y crece sin parar de página a página, y sólo es a mitad del quinto y último volumen cuando los autores nos dan un pequeño respiro, que simplemente sirve para coger un poco de aire y enseguida retomar el ritmo trepidante de narración que culmina en el final que todos estábamos esperando, y que no por ser previsible, deja de ser menos sorprendente por la maestría con la que nos lo cuentan los autores.

Y es cuando cierras el último volumen, y terminas de leerlo, cuando te das cuenta de que tú también, al igual que Fukamachi, has quedado atrapado por Joji Habu.

2 comentarios:

Luis dijo...

Pues nos has dejado con la miel en los labios. Tiene muy buena pinta y, por lo que se ve, un dibujo precioso y detallado, muy en la línea de estos ilustradores japoneses. A ver si la proxima vez que vaya a Madrid (concierto de Muse, 16/6/2010) me (nos) dejas que lo vea ;-)

Calamardo dijo...

claro ahi estara esperandoos en la estanteria :-) y si os gusta, me paso por la tienda donde lo vi a 60euros, que es un gran gran precio