lunes, 28 de marzo de 2011

Españoles en la curva del Niger: los descendientes de Yuder Pachá

Tombuctú, imagen sacada de aquí

“Donde el Sáhara termina y el Sudán comienza, sobre el codo del Níger, se halla la ciudad santa de Tombuctú, en la cual, hasta 1900, no habían penetrado más de tres o cuatro europeos. Fue en tiempos una urbe gigante y sabia, por la cual peleaban una y otra vez los pueblos del desierto y los reyes tropicales. Pues bien: allí viven desde hace casi cuatro siglos nuestros parientes. A fines del siglo XVI, un sultán de Marruecos quiso lo que parecía imposible: arrebatar Tombuctú a los tuareg. Para ello contrató gran número de españoles armados con armas de fuego, las primeras que aparecían en este fondo africano. Los soldados españoles ganaron la batalla más grande que nuestra raza ha logrado del otro lado del Estrecho, y, victoriosos, se avecindaron en Tombuctú, tomaron mujeres del país y crearon estirpes que aún perduran. Orgullosos de su origen hispano, conservaron una exquisita disciplina aristocrática, y aún representan sus familias los núcleos nobles del país. ¿Por qué, por qué no hemos ido a visitar a estos ruma del Níger, nuestros nobles parientes?”

El Sol, 12 de Marzo de 1924. José Ortega y Gasset. Citado en: Villar Raso, Manuel. Las Españas perdidas. Odisea africana de Yuder Pachá y los moriscos andaluces. Cuevas del Almanzora: Excmo. Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora, 1991.

Hay historias que tienen un gran componente misterioso y mágico, carácter que le otorga el hecho de que sus detalles se pierden en la memoria con el paso del tiempo, lo que además, le da un barniz casi de irrealidad. Rastrear en el pasado buscando datos que le confieran su verdadero estatus real algunas veces se convierte en una labor casi imposible debido a que la propia humanidad ha intentado borrar las huellas que permitan seguirles el camino, a lo que hay que sumar el olvido que genera irremediablemente el propio paso de los siglos. Suele pasar cuando en una misma historia hay vencedores y vencidos y cada uno cuenta su parte. El problema viene cuando los vencedores intentan con todas sus fuerzas borrar el rastro de los vencidos, los cuales son callados o simplemente expulsados o, en el peor de los casos, aniquilados. De esta forma, a la Historia (con H mayúscula) sólo pasa la verdad de uno de los bandos, con lo que al final, todo está incompleto pues falta una parte importante de los acontecimientos que nos permitan comprender la realidad de lo que verdaderamente pasó.

La historia que traigo hoy al blog tiene mucho de todo esto: grandes viajes de conquistas a lugares inexplorados, conquistas de ciudades de mítico y misterioso nombre, grandes gestas heróicas que parecen sacadas de leyendas, o leyendas que nacen de grandes hechos históricos, poderosos imperios perdidos en el tiempo y el recuerdo, civilizaciones ya desaparecidas que conocieron épocas de esplendor y cuyos restos hoy día no son ni la sombra de lo que llegaron a ser, costumbres y tradiciones cuyos orígenes se remontan cientos de años atrás... y como todas las grandes historias, estan compuestas de tragedias personales y humanas, aquellas que, en este caso, llevan consigo los perdedores de una guerra que duró siglos y la expulsión del que fue su hogar y el de sus antepasados.

Pongamos Fondo de Bikini en el mapa: Cuevas del Almanzora
En mi jerga calamarda, yo provengo de un pueblo de Almería que se llama Fondo de Bikini, que no existe como tal, claro, excepto en mi imaginación y en el imaginario de Bob Esponja. En realidad mis orígenes más inmediatos hay que buscarlos en Almería, sí, pero en un bonito pueblo llamado Cuevas del Almanzora, el cual merece ir a visitar aunque sea una mañana o una tarde. Si estás de veraneo por la zona del levante almeriense, de verdad que no pasa nada por perderte un día de baño en la playa e ir a visitarlo, seguro que te llevas una grata sorpresa.


El castillo del siglo XVI (terminado en 1506) que, gracias a Dios se ha conservado muy bien hasta nuestros días, nos habla de los mismos vientos de guerra y de fronteras entre pueblos y civilizaciones que tenemos hoy día, 5 siglos después. Qué triste.

La historia de mi pueblo es rica y abundante, y hay que buscar sus orígenes miles de años atrás (alrededor del año 2000 Antes de Cristo) ya que hay numerosos yacimientos arqueológicos que demuestran que el sureste español fue un día uno de los centros donde la civilización de la llamada Edad del bronce se desarrolló con mayor potencia, con la riquísima cultura argárica como mayor exponente.
El poblado argárico de Fuente Álamo ya nos dice que aquellas tierras fueron habitadas y habitables desde muchos siglos atrás, aunque parezca un lugar inhóspito y poco acogedor. Al fondo, casi sin distinguirse, Cuevas del Almanzora

En el museo arqueológico de Cuevas del Almanzora puedes ver algunos restos de la civilización del Bronce

La conquista de Tombuctú
Pero vamos a entrar de lleno en el objeto principal del post de hoy. Y para ello, tenemos que viajar hasta el siglo XVI, poco después de terminada la llamada Reconquista y posterior expulsión de los árabes en España (cacho de tierra que aún no se le conocía con ese nombre, claro). Después de terminada la guerra, los Reyes Católicos, como sabemos, obligaron a toda la población musulmana a someterse a sus leyes tanto civiles como religiosas, y debido a las duras condiciones que se le impusieron a los moriscos (musulmanes del Reino de Granada que fueron bautizados a partir de las leyes promulgadas en 1502 para permitirles seguir viviendo en sus hogares) éstos se levantaron en armas en lo que vino a llamarse Rebelíón de las Alpujarras entre 1568 y 1571.

Una vez que esta rebelión fue sofocada en 1571, los moriscos andaluces fueron obligados a dispersarse por tierras de la Corona de Castilla para evitar otra sublevación similar. Por estas tierras fueron vagando, imagino que bajo el yugo de los que les vencieron por dos veces (1492 y 1571) hasta que todos los moriscos españoles sin excepción, como digo, casi todos andaluces, fueron expulsados de la península en 1609, en lo que es uno de los hechos mas tristes y vergonzosos de la historia de España.

Pues bien, entre ese grupo de moriscos que fueron obligados a deambular por media España, para luego ser expulsados sin piedad, se encontraba el protagonista de nuestra historia: Yuder, un joven paisano mio que fue a dar con sus huesos a mi pueblo,o bien era originario de Cuevas (este punto no lo tengo del todo claro, lo que sí es cierto que a Yuder se le conocía como originario de Cuevas -"del Almanzora" fue un añadido al nombre del pueblo que se produjo a principios del siglo XX, cuando Cuevas se convirtió en un pueblo riquísimo debido al descubrimiento y explotación de grandes minas de hierro). Según una investigación llevada a cabo por un ex-alcalde del pueblo, el nombre cristiano de Yuder era Diego Guevara (nacido alrededor de 1560), pero no tengo claro que dicho trabajo de investigación sea todo lo riguroso que debiera haber sido, aunque es una teoría que más o menos ya está extendida y aceptada.

Según parece, en algún momento entre 1571 (después de terminada la revuelta) y 1578 (cuando ya se tienen noticias suyas en tierras de Marrakech), en una incursión turca por las costas almerienses, fue llevado prisionero al Magreb. Hay quien data este hecho el 28 de noviembre de 1573, e imagino que tendrá algo de verdad, no lo sé. Hay que ponerse en la piel de aquellos hombres, también de los moriscos expulsados, los cuales perdieron todo lo que tenían, sufriendo un desarraigo terrible, dejando atrás toda una vida para comenzar, en la miseria, otra quizá aún más penosa. Porque no hay que olvidar que estos moriscos, odiados en la Corona de Castilla y totalmente repudiados, que se habían convertido al cristianismo de forma totalmente obligada (pero que nunca llegaron a ser considerados como cristianos reales) llegaron a tierras musulmanas donde fueron recibidos precisamente como traidores pues renegaron de su fé al Islam y abrazaron una religión que, entonces y ahora, sigue siendo considerada como enemiga. Tuvo que ser algo horrible para ellos.

Una vez en tierras del Magreb, el joven Yuder, el cual volvió a abrazar la religión musulmana, obviamente, parece ser que fue haciéndose un hueco gracias a victorias militares dentro de la sociedad de aquellas tierras y consiguió la confianza del sultán Ahmed Al-Mansur. Yuder, ya como Pachá de Marrakech (de ahí el "Pachá" del nombre con el que nos ha llegado hasta nuestros días) es puesto a la cabeza de un gran ejercito con el objetivo de  lograr la conquista del rico imperio Songhay, más allá de los límites australes del Sáhara, y cuya capital Tombuctú, situada a orillas del río Niger (atualmente Mali) era prácticamente una ciudad inexpugnable para cualquier extranjero.

Yuder Pachá, atravesó el Sahara con un ejército compuesto por más de 4.000 hombres, y fue el primero en llevar armas de fuego atravesando dicho desierto, lo que a la postre le sirvió para alcanzar el éxito en el objetivo militar propuesto y que, como veremos más adelante, le puso el nombre a una incipiente casta dirigente de origen andalusí en aquellas lejanas tierras africanas, dinastía con unas tradiciones de origen andaluz y que aún perdura a duras penas.

Según un pequeño texto de la Wikipedia, la gesta de Yuder Pachá y sus hombres puede contarse más o menos así:

Yuder Pachá atravesó el Sáhara junto a sus hombres, y ya a las puertas de la Curva del Níger, se enfrentó en Tondibi (al este de Tombuctú y no lejos de Gao) a 40.000 hombres askia comandados por Askia Ishaq II de Gao. El ejército de Pachá, mermado a la mitad tras la larga travesía, se colocó en dos flancos, a la izquierda los andalusíes y a la derecha los europeos. En el centro, Yuder Pachá comandaba las tropas con la caballería en retaguardia y el río Níger a sus espaldas. Por su parte, el ejército de los askia se dividía en 9.000 infantes encadenados para no poder huir, 12.000 lanceros y otros varios miles de arqueros. La victoria, nada sencilla, fue para los invasores, que contaban con la enorme ventaja de contar con armas de fuego (lo cuál les valdría el apelativo de los "arma" en la región durante todos los siglos posteriores). Ishaq II intentó contrarrestar esta ventaja enviando rebaños de bueyes contra los andalusíes, que sin embargo se volvieron en estampida contra los askia, espantados por el estruendo de cañones y arcabuces.
Yuder se adueñó así de la legendaria Tombuctú, capital del Imperio songhay, el actual Malí, pero no obstante no mantuvo mucho tiempo el cargo. Fue condescendiente con sus enemigos, perdonó la vida de Ishaq II y sólo despojó de sus riquezas a los nobles, respetando las prerrogativas comerciales de la ciudad. Y, en cualquier caso, quedó defraudado al comprobar la austeridad de la misma. El oro únicamente transitaba por ella, proveniente de minas situadas mucho más al sur. Tras fundar el bajalato, Ishaq II ofreció a Yuder diez mil piezas de oro y mil esclavos si abandonaba la ciudad. Éste estaba decidido a hacerlo, y, al sospechar al-Mansur, fue destituido y reemplazado por pachás efímeros enviados por Marrakech, tras los cuales siempre Yuder mantuvo la autoridad, asesinando incluso a algunos de ellos.
La conquista de Tombuctú ha sido comparada por muchos historiadores e investigadores extranjeros como una gesta igualable a la del descubrimiento de América. Es curioso que ambos hechos casi coincidieran en el tiempo y uno casi piensa que es casi normal que en España la gesta de Yuder Pachá haya sido algo prácticamente desconocido pues, como ya hemos comentado, la conquista de América fue llevada a cabo por la parte vencedora de la guerra de Reconquista, mientras que Yuder no dejó de ser un morisco que vivió en sus carnes la derrota y expulsión de su propia tierra. El caso es que la conquista del imperio Songhay por Yuder es un acontecimiento más conocido fuera de nuestras fronteras, sobre todo en Francia, ya que Tombuctú fue territorio colonial francés durante los siglos XIX y XX.

Pero ¿qué pasó con Yuder después de la conquista de Tombuctú? pues más o menos podemos imaginárnoslo ya que es algo común a todos aquellos que terminan convirtiéndose en las marionetas de quien tiene el poder en tiempos convulsos:

El 17 de Agosto de 1599, al-Mansur destituyó a Yuder Pachá y lo reemplazó por Mahmud ben Ali Ban Zarqun, de Guadix (Granada), regresando a la corte de Marrakech el 25 de Marzo de 1599, conminado por el rey saadí al-Mansur para que le ayudase en las tareas de gobierno, dado que sus tres hijos le disputaban el Imperio. Después de varias negativas, al-Mansur requirió su presencia.

Regresó a Marrakech con una caravana de presentes y regalos para al-Mansur, que falleció en 1603. Yuder Pachá murió en 1605, en las intrigas palaciegas que por el trono entablaron los tres hijos de al-Mansur, aunque según otras teorías, fue decapitado por un sucesor de éste por traición. Se dice que está enterrado en una de las tumbas de la familia real saadí, en el palacio al-Badi, al que siempre estuvo ligado.
A Yuder Pachá, que fue Caid de Gao, le sucedieron en Tombuctú 120 pachás hasta 1750 .
Los Arma
La llegada de estos moriscos a tan lejanas tierras y su victoria militar, hizo posible que se creara un nuevo escalafón social, una nueva clase privilegiada, que mantenía sus raíces y algunas tradiciones andalusíes, logrando que algunas palabras de origen castellano hayan perdurado en el tiempo. Para mí es un hecho muy estremecedor y emocionante, ya que este notable esfuerzo por mantener vivas sus raíces andaluzas demuestra lo que para ellos tuvo que significar la expulsión de lo que ellos consideraban su propio país, y posiblemente es una prueba de las esperanzas que mantenían, más o menos intactas, por volver a lo que ellos pensaban que era su hogar. La verdad es que no deja de tener un componente trágico y tristísimo terrible, porque en realidad no sólo no volvieron nunca ni se olvidaron jamás de nosotros, sino que aquí cayeron en el más profundo de los olvidos.

Pues bien, esta clase dirigente nacida a raíz de la llegada de los moriscos andaluces comandados por Yuder Pachá (el cual no dejó descendencia pues era un eunuco), se le conoció (y se le sigue conociendo) como "Los Arma", en clara alusión a lo que en su día debía ser su grito al entrar en la batalla "A las armas...". No olvidemos que fueron los primeros seres humanos que llegaron a tan recóndito y lejano lugar con armas de fuego, y la importancia que tuvo este hecho en la victoria final. No es de extrañar que la herramienta que les puso la victoria en la mano les sirviera también para dar el nombre a esa nueva clase social dirigente ante los ojos de aquella gente, que veían por primera vez ese tipo de artilugios.

Cuatro siglos después de la llegada del morisco Yuder Pachá, a los conquistadores granadinos, los Armas, mantuvieron un imperio andalusí en la Curva del Níger en las ciudades de Tombuctú, Gao, Bamba y Djenné.

En 1737 serían derrotados por los tuaregs en la batalla de Toya, que tomarían Tombuctú, manteniendo su señorío y la dominación de los andalusíes se prolongó hasta 1827-1833, en que fueron derrotados en Diré por la etnia de los Peul, que aprendió el arte de hacer la guerra con armas de fuego, como en 1591 hiciera Yuder Pachá y ya, con la llegada de los franceses en 1893, se inició el declive de los andalusíes en la Curva del Níger y el fin de la época de esplendor de Tombuctú.
(...)

Hoy, la Curva del Níger está habitada por unos 30.000 Armas, de los que unos 10.000 son descendientes directos de los moriscos granadinos, según cuenta Manuel Villar Raso, catedrático de la Universidad de Granada, que escribiera la novela “Las españas perdidas”, en la que recoge las experiencias de Yuder Pachá. En las obras “Andalucía en la Curva del Níger” se recogen los estudios de un grupo de investigadores granadinos en esta zona y "A la conquista de Tombuctú - Yuder Pachá (1590 – 1591)", de José Prieto se narra la figura del explorador español olvidado.

Los Armas del Níger están hoy divididos como antaño, en tres tipos de familias: la familia marroquí o “larabu”, la familia de los descendientes de los antiguos mercenarios o “aluchi o layully” y la familia andalusí, siendo la primera la más numerosa y el liderazgo moral y social lo ejerce la familia andalusí, siendo una honra tener un antepasado andaluz en la genealogía que todas las familias poseen.
 
Yuder Pachá hoy
No sé realmente cuando oí hablar de Yuder Pachá. Imagino que cuando era un niño, algún profesor me contó su historia, que se me quedó grabada a fuego. Poco a poco he ido conociendo más detalles de aquella gesta y de mi ilustre paisano. Afortunadamente, en las últimas dos décadas se ha producido un importante trabajo de recuperación y sobre todo de divulgación de la vida de Yuder. Sin embargo, para la mayoría de mis paisanos imagino que sigue siendo un desconocido.

Hace años un profesor de la Universidad de Granada que se topó con esta historia, escribió una novela donde narró la gesta de Yuder Pachá y la conquista de Tombuctú. El libro en sí no es gran cosa, a mí por lo menos me resulta un poco farragosa la forma de narrar que tiene el autor, pero los gustos van por barrios. En el año 1991 se publicó una nueva version de la novela ampliada donde se contaban algunos pasajes de Yuder durante su infancia antes de que llegara a África. Imagino que esta parte fue algún tipo de imposición por parte del Ayuntamiento, que fue quién editó esta nueva edición. De cualquier forma, apenas hay nada documentado de la vida que llevó Yuder en Cuevas, así que todo está contado de forma novelada. El libro puede descargarse en el enlace que hay justo debajo de la cita de Ortega y Gasset al principio de este post, ya que el propio autor lo ha puesto disponible para descarga directa desde su web.

Por otra parte, imagino que conocer la sorprendente aventura de Yuder Pachá fue una de las razones por las que el libro y el cómic de "En busca del unicornio", me gustó tanto, ya que las similitudes entre ambas historias son muchas.

Desde hace unos años, en el pueblo hay un pequeño y bonito rincón que lleva su nombre. Supongo que para la gran mayoría de Cuevanos el nombre de esa plaza le dice poco a nada, pero bueno, ahí está por lo menos el recuerdo a tan ilustre e importante antepasado. Incluso en las circunstancias que rodean a esta plaza hay una curiosidad. Ya sabemos de los orígenes moriscos de Yuder, de su conversión al cristianismo y luego su vuelta al Islam, ya en tierras africanas. Pues resulta que en la plaza que hoy lleva su nombre hay un pequeño monumento a la Cruz del Cristianismo, siendo además el lugar donde se encuentra la residencia del párroco del pueblo, con la bandera del Vaticano en la misma puerta. No sé si la elección de este lugar fue hecha como una especie de acto de "conciliación" para intentar unir dos religiones tan encontradas durante siglos, imagino que no. Como suele pasar en estos casos, supongo que nadie reparó en que Yuder Pachá era morisco represaliado y que en tierras del Magreb volvió a la fe musulmana. Y si alguien se dió cuenta, pues le daría igual.

Estas fotos de la plaza me las ha enviado la artista conocida como Noara:





A mí, despues de tantos y tantos años conociendo su historia, aún me parece sorprendente el lazo que a través de casi 500 años se ha creado entre mi pueblo y unas lejanas tierras en el mismo corazón del África negra, donde fueron a parar unos desterrados a los cuales se les quitó todo lo que tenían y que, a pesar de todo, siempre mantuvieron viva la esperanza de volver al hogar del que fueron cruelmente expulsados y en donde ya nadie, apenas, se acuerda de ellos.

4 comentarios:

Noara dijo...

yo, sinceramente, no se quien es,,,,

Calamardo dijo...

Pues ya lo sabes... :-)

Anónimo dijo...

Si es un moro, no es español punto.

COMENTARISTA dijo...

¡Que gran conocimiento el tuyo al afirmar eso de "si es moro, no es español punto". Derramas cultura y conocimiento por los cuatro costados. Ah, después de español hay que poner una coma.