- Título: Rosalie Blum
- Autora: Camille Jourdy
- Editorial: La Cúpula.
- Encuadernación: 3 vol. en rústica, 400 p. aproximadamente.
Siempre hay dos puntos de vista sobre la misma historia... o más
La verdad es que no suelo fijarme mucho en los cómics publicados por la editorial La Cúpula, pues mis gustos no coinciden mucho con la línea de publicación que siguen. No digo que sea ni mala ni buena, simplemente que no coinciden, excepto en productos muy puntuales como los cómics de Mezzo y Pirus, que son unos genios. Así que por esta razón, en su día este cómic me pasó completamente desapercibido y sólo caí en la cuenta de su existencia al ver una breve reseña en el blog La cárcel de papel; la descripción que hacían del argumento, junto con la imagen de la portada del primer volumen, hicieron el resto. Tenía que hacerme con ese cómic y ver qué tal.Normalmente, cuando me encuentro con un cómic cuya apariencia me resulta atractiva hago una búsqueda a través de Google a ver qué me puedo encontrar, así que eso fue lo que hice. Sin embargo, apenas encontraba más información de la que encontré en el blog anteriormente comentado. Así pues, como las páginas de muestra que había por internet me gustaban, decidí comprármelo a ver qué pasaba. Desgraciadamente por la zona donde está el Banco de España en Madrid hay dos clientes con los cuales suelo desarrollar proyectos en la empresa en la que trabajo. Y digo desgraciadamente porque en apenas 200 metros existen dos tiendas de cómics que suelo visitar aprovechando que me desplazo por cuestiones de trabajo. Y en una de esas visitas me hice con el primer volumen, que devoré nada mas llegar a casa. Lo mismo me paso con el segundo, que me lo leí durante mis vacaciones de Navidad, y el último, comprado recientemente, me lo leí el mismo día que me lo compré.
¿De qué va?
Resulta complicado contar el argumento de esta obra sin destripar alguna de las sorpresas que nos tiene guardadas, así que me centraré en la idea que a mí me conquistó y me animó a comprarlo. La historia transcurre en lo que parece ser una localidad francesa de tamaño mediano, a medio camino entre un pueblo grande y lo que puede ser una pequeña capital de provincias y los protagonistas son gente normal y corriente. Este primer volumen se centra en Vincent, un peluquero cuya vida gira entre su trabajo y su madre que está medio loca (o loca entera), la cual le controla como si fuera aún un niño, y no duda ni un momento en inventarse dolores y jamacucos varios para que su hijo no se le aleje demasiado. Además, Vincent vive un momento de crisis con su actual pareja, una relación que parece que no ha funcionado bien nunca. En estas circunstancias, Vincent ve un buen dia a la dependienta de una tienda que le hace sentir una sensación especial, como si ya la conociera, aunque en realidad no la conoce y por alguna razón, decide que quiere conocer y saberlo todo en relación a esta chica, con lo que no se le ocurre una idea mejor que seguirla a escondidas.
Vincent va descubriendo poco a poco la vida de Rosalie Blum, que así se llama la dependienta espiada, y se va dando cuenta de que es una vida triste y totalmente anodina, rutinaria y extraordinariamente solitaria. Lo que empezó siendo un juego para él se convierte en una auténtica obsesión, ya que sus persecuciones secretas se alargan en el tiempo, aunque él mismo se jura y se perjura que quiere dejar de hacer eso. Sin embargo, esas investigaciones secretas se convierten para él realmente en una vía de escape a su propia soledad y rutina; en uno de esos momentos del día que al final lo convierten en especial y de los que no puede prescindir, pues casi que le dan sentido a su propia vida.
¿Por qué me gusta?
La obra se compone de tres volúmenes, cada cual muy diferente uno del otro en cuanto al desarrollo de la historia y los detalles de la trama se nos van presentando de forma totalmente maestra, en los momentos donde son necesarios, ni antes, ni después. Cada título es una vuelta de tuerca sobre el volumen anterior conformando, de esta forma, un todo perfecto y completamente redondo. Los títulos son:
- Una sensación conocida.
- ¡Arriba las manos!
- ¡Al azar, Baltazar!
Cada volumen tiene su propia identidad, y no pueden leerse de forma independiente, claro, pues la historia se desarrolla de forma lineal; pero en realidad, los dos primeros representan las dos caras de la misma moneda, dos puntos de vista sobre un mismo acontecimiento. En realidad, en el primer volumen ya se nos enseña, si somos un pelín observadores, un pequeño adelanto de lo que puede ser el segundo, ya que la autora, sí, es una autora (qué raro en el mundo del cómic) nos va dejando un sinfín de migas de pan que, a poco que nos demos cuenta que existen y las sigamos, nos irán anticipando algo de la historia que nos queda por leer. Este tipo de juegos a mí me gustan mucho, porque luego te permite en una relectura muy agradable e ir viendo detalles que quizá pasaron inadvertidos en la primera lectura, disfrutando aún más si cabe de los tres títulos en su conjunto.
Al final veremos como el transcurrir de los acontecimientos ha hecho evolucionar a los personajes, a su forma de ser, su contexto, porque otro de los grandes aciertos de este cómic es la correcta construcción y desarrollo de todas las personalidades. Y aquí voy a decir algo que quizá no sea políticamente correcto, pero es lo que pienso. Conforme iba leyendo la obra pensaba que más tarde o mas temprano, saldría alguna vena mas o menos "feminista" que haría decantar la obra hacia el lado femenino de la historia. Gran error el mío. Creo que él punto de vista de Camille Jourdy a la hora de presentar los hechos es el de una simple observadora, que a su vez nos hace a nosotros partípes de lo observado, totalmente neutral, que nos pone delante de nuestros ojos una serie de hechos y personajes. Luego el que quiera que tome una decisión y se posicione, si es que es necesario hacerlo, claro, pero simplemente nos está diciendo lo que hay. Y eso es un gran acierto, sobre todo en una historia que arranca en un argumento del tipo "un tio sigue a escondidas a una chica, sin saber muy bien por qué". Los caminos que podría haber seguido una obra que comienza con esas premisas, son realmente inexcrutables....
Por otra parte, dejando de lado el argumento, Jourdy tiene un estilo de dibujo realmente atractivo, sobre todo para alguien como yo al que el dibujo con acuarela le encanta. El cómic tiene un aspecto muy agradable y trabajado, y en realidad a mi me pareció que el estilo de dibujo se asemeja mucho a cómo se ilustran algunos cuentos infantiles. Por otra parte, la edición está muy cuidada, y la sensación es que en nuestras manos tenemos reproducciones perfectas y fidedignas del original que en su día dibujara Jourdy, lo que incrementa el placer de su lectura.
La obra en sí es redonda en todos sus aspectos, pero es con el epílogo donde se alcanza su perfección absoluta. Se nos dan las últimas explicaciones que se nos debían, y se termina con una última viñeta, a toda página, que no sólo le da sentido a la obra en su conjunto (si acaso es que no lo tuviera ya), si no que además le proporciona una nueva esencia que permanecía semiescondida, un nuevo giro inesperado que explica no sólo el comportamiento de Vincent, sino que además, nos revela una de las razones por las cuales muchas veces, nosotros, en nuestra vida real, también tenemos ese sentimiento de deja vù, de haber visto algo con anterioridad, que nos afecta y desconcierta de algún modo, pero que no acabamos de saber con exactitud el por qué. Porque Camille Jourdy acierta, en una única viñeta, a explicarnos los mecanimos de nuestra memoria, cuando accedemos de forma puntual a un recuerdo olvidado, pero que se nos presenta en forma de imagen; una música que nos sugiere algo; un olor que nos trae emociones y que nos conmueve, pero que no conseguimos alcanzar el recuerdo exacto en el que obtuvimos esa experiencia, aunque nos evocan las sensaciones y los sentimientos que vivimos en su momento.
En pocas palabras, cuando tenemos esa "sensación conocida" de vez en cuando que no podemos explicarnos.
No pierdas más el tiempo y hazte un regalo.
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