lunes, 12 de abril de 2010

Cómics que me gustan: Rosalie Blum


  • Título: Rosalie Blum
  • Autora: Camille Jourdy
  • Editorial: La Cúpula.
  • Encuadernación: 3 vol. en rústica, 400 p. aproximadamente.

Siempre hay dos puntos de vista sobre la misma historia... o más
La verdad es que no suelo fijarme mucho en los cómics publicados por la editorial La Cúpula, pues mis gustos no coinciden mucho con la línea de publicación que siguen. No digo que sea ni mala ni buena, simplemente que no coinciden, excepto en productos muy puntuales como los cómics de Mezzo y Pirus, que son unos genios. Así que por esta razón, en su día este cómic me pasó completamente desapercibido y sólo caí en la cuenta de su existencia al ver una breve reseña en el blog La cárcel de papel; la descripción que hacían del argumento, junto con la imagen de la portada del primer volumen, hicieron el resto. Tenía que hacerme con ese cómic y ver qué tal.

Normalmente, cuando me encuentro con un cómic cuya apariencia me resulta atractiva hago una búsqueda a través de Google a ver qué me puedo encontrar, así que eso fue lo que hice. Sin embargo, apenas encontraba más información de la que encontré en el blog anteriormente comentado. Así pues, como las páginas de muestra que había por internet me gustaban, decidí comprármelo a ver qué pasaba. Desgraciadamente por la zona donde está el Banco de España en Madrid hay dos clientes con los cuales suelo desarrollar proyectos en la empresa en la que trabajo. Y digo desgraciadamente porque en apenas 200 metros existen dos tiendas de cómics que suelo visitar aprovechando que me desplazo por cuestiones de trabajo. Y en una de esas visitas me hice con el primer volumen, que devoré nada mas llegar a casa. Lo mismo me paso con el segundo, que me lo leí durante mis vacaciones de Navidad, y el último, comprado recientemente, me lo leí el mismo día que me lo compré.

¿De qué va?
Resulta complicado contar el argumento de esta obra sin destripar alguna de las sorpresas que nos tiene guardadas, así que me centraré en la idea que a mí me conquistó y me animó a comprarlo. La historia transcurre en lo que parece ser una localidad francesa de tamaño mediano, a medio camino entre un pueblo grande y lo que puede ser una pequeña capital de provincias y los protagonistas son gente normal y corriente. Este primer volumen se centra en Vincent, un peluquero cuya vida gira entre su trabajo y su madre que está medio loca (o loca entera), la cual le controla como si fuera aún un niño, y no duda ni un momento en inventarse dolores y jamacucos varios para que su hijo no se le aleje demasiado. Además, Vincent vive un momento de crisis con su actual pareja, una relación que parece que no ha funcionado bien nunca. En estas circunstancias, Vincent ve un buen dia a la dependienta de una tienda que le hace sentir una sensación especial, como si ya la conociera, aunque en realidad no la conoce y por alguna razón, decide que quiere conocer y saberlo todo en relación a esta chica, con lo que no se le ocurre una idea mejor que seguirla a escondidas.

Vincent va descubriendo poco a poco la vida de Rosalie Blum, que así se llama la dependienta espiada, y se va dando cuenta de que es una vida triste y totalmente anodina, rutinaria y extraordinariamente solitaria. Lo que empezó siendo un juego para él se convierte en una auténtica obsesión, ya que sus persecuciones secretas se alargan en el tiempo, aunque él mismo se jura y se perjura que quiere dejar de hacer eso. Sin embargo, esas investigaciones secretas se convierten para él realmente en una vía de escape a su propia soledad y rutina; en uno de esos momentos del día que al final lo convierten en especial y de los que no puede prescindir, pues casi que le dan sentido a su propia vida.

¿Por qué me gusta?
La obra se compone de tres volúmenes, cada cual muy diferente uno del otro en cuanto al desarrollo de la historia y los detalles de la trama se nos van presentando de forma totalmente maestra, en los momentos donde son necesarios, ni antes, ni después. Cada título es una vuelta de tuerca sobre el volumen anterior conformando, de esta forma, un todo perfecto y completamente redondo. Los títulos son:

- Una sensación conocida.
- ¡Arriba las manos!
- ¡Al azar, Baltazar!

Cada volumen tiene su propia identidad, y no pueden leerse de forma independiente, claro, pues la historia se desarrolla de forma lineal; pero en realidad, los dos primeros representan las dos caras de la misma moneda, dos puntos de vista sobre un mismo acontecimiento. En realidad, en el primer volumen ya se nos enseña, si somos un pelín observadores, un pequeño adelanto de lo que puede ser el segundo, ya que la autora, sí, es una autora (qué raro en el mundo del cómic) nos va dejando un sinfín de migas de pan que, a poco que nos demos cuenta que existen y las sigamos, nos irán anticipando algo de la historia que nos queda por leer. Este tipo de juegos a mí me gustan mucho, porque luego te permite en una relectura muy agradable e ir viendo detalles que quizá pasaron inadvertidos en la primera lectura, disfrutando aún más si cabe de los tres títulos en su conjunto.

Al final veremos como el transcurrir de los acontecimientos ha hecho evolucionar a los personajes, a su forma de ser, su contexto, porque otro de los grandes aciertos de este cómic es la correcta construcción y desarrollo de todas las personalidades. Y aquí voy a decir algo que quizá no sea políticamente correcto, pero es lo que pienso. Conforme iba leyendo la obra pensaba que más tarde o mas temprano, saldría alguna vena mas o menos "feminista" que haría decantar la obra hacia el lado femenino de la historia. Gran error el mío. Creo que él punto de vista de Camille Jourdy a la hora de presentar los hechos es el de una simple observadora, que a su vez nos hace a nosotros partípes de lo observado, totalmente neutral, que nos pone delante de nuestros ojos una serie de hechos y personajes. Luego el que quiera que tome una decisión y se posicione, si es que es necesario hacerlo, claro, pero simplemente nos está diciendo lo que hay. Y eso es un gran acierto, sobre todo en una historia que arranca en un argumento del tipo "un tio sigue a escondidas a una chica, sin saber muy bien por qué". Los caminos que podría haber seguido una obra que comienza con esas premisas, son realmente inexcrutables....

Por otra parte, dejando de lado el argumento, Jourdy tiene un estilo de dibujo realmente atractivo, sobre todo para alguien como yo al que el dibujo con acuarela le encanta. El cómic tiene un aspecto muy agradable y trabajado, y en realidad a mi me pareció que el estilo de dibujo se asemeja mucho a cómo se ilustran algunos cuentos infantiles. Por otra parte, la edición está muy cuidada, y la sensación es que en nuestras manos tenemos reproducciones perfectas y fidedignas del original que en su día dibujara Jourdy, lo que incrementa el placer de su lectura.

La obra en sí es redonda en todos sus aspectos, pero es con el epílogo donde se alcanza su perfección absoluta. Se nos dan las últimas explicaciones que se nos debían, y se termina con una última viñeta, a toda página, que no sólo le da sentido a la obra en su conjunto (si acaso es que no lo tuviera ya), si no que además le proporciona una nueva esencia que permanecía semiescondida, un nuevo giro inesperado que explica no sólo el comportamiento de Vincent, sino que además, nos revela una de las razones por las cuales muchas veces, nosotros, en nuestra vida real, también tenemos ese sentimiento de deja vù, de haber visto algo con anterioridad, que nos afecta y desconcierta de algún modo, pero que no acabamos de saber con exactitud el por qué. Porque Camille Jourdy acierta, en una única viñeta, a explicarnos los mecanimos de nuestra memoria, cuando accedemos de forma puntual a un recuerdo olvidado, pero que se nos presenta en forma de imagen; una música que nos sugiere algo; un olor que nos trae emociones y que nos conmueve,  pero que no conseguimos alcanzar el recuerdo exacto en el que obtuvimos esa experiencia, aunque nos evocan las sensaciones y los sentimientos que vivimos en su momento.

En pocas palabras, cuando tenemos esa "sensación conocida" de vez en cuando que no podemos explicarnos.

No pierdas más el tiempo y hazte un regalo.

jueves, 8 de abril de 2010

El misterio de la coronación del Everest por Mallory e Irvine

A raíz de la lectura del cómic "La cumbre de los dioses" que he comentado en un post anterior, me empecé a interesar por la historia de la conquista de la cumbre de la montaña más alta del Planeta: el Everest y del intento de ascensión de Mallory e Irvine que les costó la vida, manteniendo la duda de si lograron llegar a la cima o no, ya que con los indicios con los que se cuenta hasta ahora no es posible obtener una respuesta segura. Lo que sí se da por seguro es que el accidente tuvo lugar durante el proceso de descenso. La duda reside en si ese descenso se produjo después de llegar a la cima o si en un momento dado decidieron abortar el intento. Son varias las preguntas sin respuesta que rodean este acontecimiento que le otorgan un misterio especial: la desaparación de los montañeros; el testimonio de Odell, uno de los expedicionarios que se quedó en el campo 5 (el anterior al campo desde el que se atacaría la cima), ya que fue el último en verlos con vida a lo lejos mientras intentaban salvar el último gran obstáculo antes de hollar la cima, y el descubrimiento, durante los años posteriores de varios de los objetos que portaban los dos montañeros desaparecidos y por último, por ahora, el hallazgo del cuerpo de George Mallory en 1999.   

Para comprender un poco mejor la dureza que supone la coronación de esta cima, hay que tener en cuenta que no fue hasta mayo de 1953, casi 30 años después de que se produjera el intento que acabó en tragedia, cuando se subió por primera vez. Quienes consiguieron tal gesta fueron el neozelandes Hillary y el sherpa Tenzig Norgay que llegaron usando oxígeno de forma artificial. Por cierto, la foto de la derecha la realizó Hillary a Tenzig, por si habeis pensado que fue al revés, como lo pensé yo al verla , lo que hace aumentar aún más si cabe, la épica y la magia de esta primera coronación: la relación entre Sherpa y escalador había dejado de ser la similar a la que se establece entre señor y criado que hace el trabajo sucio.

Según he estado viendo por ahí en algunas páginas especializadas, se comenta que últimamente todo el circo mediático que se ha montado alrededor de la ascensión al Everest ha desprestigiado un poco el hecho de su coronación. Incluso parece ser que a una altura de 8600 metros, una expedicion dejó en 1975 una escalera de aluminio para salvar un potente desnivel, y que aún sigue ahí. Por lo que se dice, pocas veces se ha subido a la cumbre por esa ruta sin usar esa escalera y, en teoría, Mallory e Irvine salvaron ese punto en su dia mediante escalada libre ya que según el testimonio de Odell ya habrían superado ese desnivel cuando los vió en la distancia, algo que hoy día realmente presenta muchas dudas.

Cómo nacen las leyendas: la expedición de 1924
La de 1924 es la segunda expedición que tenía como objetivo prioritario hollar la cumbre, despues de la de 1922, también británica, ya que la conquista del Everest se convirtió casi en una cuestión de carácter nacional. Así pues, el 8 de junio de 1924, Mallory e Irvine inician, a una altitud de 8146 metros (el Everest tiene una altura de 8853), lo que sería el ataque definitivo a la cima desde el campo 6.


Última imagen que se tiene de los escaladores, justo antes de iniciar el ascenso que les costó la vida

Odell, otro compañero de la misma expedición, comenzó a ascender, ese mismo día, desde el campo 5 al 6 para realizar algunos estudios geológicos y, alrededor del mediodia, gracias a un claro que se abre en las nubes durante un breve lapsus de tiempo cree distinguir en la lejanía dos puntos que ascienden hacia la cumbre, en un punto indeterminado que Odell no supo nunca indicar con claridad. Según su primera versión se encontraban sobrepasando el último escalón antes de llegar a la cumbre, que se encontraba a apenas unos 500 metros, con lo que la llegada a la cima sería más que segura dada la experiencia de Mallory, dando a entender que el accidente que les costaría la vida se produciría durante el descenso, despues de su coronación, sin duda alguna.
"Toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en el pequeño punto negro que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; el punto negro se movió. Entonces apareció otro punto negro que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con el primero. Este se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; el segundo le imitó. Entonces, toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más envuelta en nubes". (Copiado de Nocheenlaciudad.lacoctelera.net
Sin embargo, con el paso del tiempo Odell reconoció que nunca supo con claridad en que posición exacta pudo verlos y según los expertos, ese último obstáculo, el lugar donde con posterioridad se puso la escalera de la foto, era demasiado difícil de escalar con los medios de la época y la aptitudes de Mallory y sobre todo de Irvine, un alpinista menos experimentado pero que Mallory escogió por tener más conocimientos en el uso del material que les permitiría poder utilizar oxígeno artificial. Además, según Odell lograron sortear ese obstáculo muy rápidamente y teniendo en cuenta la dificultad que presentaba, hoy día se cree con bastante probabilidad que Odell estaba confundido realmente con el lugar exacto en que los vio.

Odell, una vez que tuvo esta visión, siguió subiendo hasta llegar al campo 6, que fue de donde partieron sus dos compañeros unas horas antes y donde una tormenta le sorprende y obliga a resguardarse en la tienda, la cual debe abandonar poco despues ya que sólo tiene capacidad para dos personas y, evidentemente debe acoger a Mallory e Irvine a su regreso. Al día siguiente Odell vuelve a subir al campo 6 ante la ausencia de noticias y se lo encuentra exactamente en el mismo estado en el que se lo dejó el día anterior, sin señal alguna de que allí hubiera estado otra persona distinta a él, desde que lo dejara todo preparado para coger la vuelta de sus compañeros. Varios días después, y ante la ausencia de cualquier indicio que hiciera pensar que los dos alpinistas siguieran con vida, y ante la imposibilidad de sobrevivir en condiciones tan adversas a la interperie, la expedición deja el Everest el 11 de junio sabiendo que nunca más volverían a verlos.

Las grandes dudas
Por ahora no se sabe a ciencia cierta si ambos escaladores consiguieron llegar a la cima. Sin embargo, está más que aceptado que el trágico accidente se produjo durante el descenso, seguramente porque Irvine tuvo un problema y Mallory fue arrastrado por él hasta que la cuerda que los unía se rompió. Mallory, aún con vida pero con graves lesiones y huesos rotos, terminaría muriendo poco despues. Los hechos objetivos son los siguientes:

- En 1933 se encontró el piolet de Irvine abandonado. En teoría, un escalador no abandona jamás una herramienta tan valiosa como ésta y fue encontrado a 8400 metros, a una altura inferior a la que supuestamente los vio Odell escalando, por lo que el accidente en el que Irvine lo perdió, se produjo en el descenso.

- En 1991 se encontraron ocultas y abandonadas las botellas de oxígeno que utilizaron durante la escalada.

- En 1999, una expedición estadounidense hace un descubrimiento espectacular al encontrar el cadáver congelado y semienterrado de Mallory a una altura de entre 8000 y 8300 metros.


Recapitulando hasta ahora, lo mejor es ver esta foto que he encontrado por ahí (agrandar para poder apreciar mejor):

- La línea amarilla marcaría la ruta que escogieron ambos escaladores. Según los expertos, para los medios de la época es imposible coronar por ahí. Casí al inicio de ella, a la izquierda, marcado con un "C6", se indica desde donde comenzaron la escalada final.

- El punto marcado como "Second Step", indica el punto donde Odell divisó, en la distancia, a los dos puntos negros escalando que el identificó como Mallory e Irvine.

- Donde pone "Ice Ax" es el lugar en donde apareció, en 1933 el piolet de Irvine.

- La línea roja marcaría el posible punto donde se despeñaron y que termina en el lugar en el cual se encontró el cadaver de Mallory en 1999. El cuerpo de Irvine no ha sido encontrado jamás y sigue oculto en la montaña.

Es evidente que los hallazgos tanto del piolet como del cuerpo sugieren que el accidente, se produjo durante el descenso. El descubrimiento del cuerpo de Mallory, vino a poner sobre la mesa nuevas pruebas, que en todo caso, no solucionaban nada, pero que iban a aumentar aún más, si cabe, la lógica duda de su posible coronación y el misterio de esta expedición.

- Por una parte, las gafas de sol de Mallory se encontraron en sus bolsillos, lo que inequívocamente nos dice que cuando se produjo el accidente era de noche o bien existía una gran falta de luz. Dado que el testimonio de Odell se sitúa al mediodía, hay dudas sobre lo que ocurrió realmente durante ese período de tiempo y si les dió tiempo a alcanzar la cima antes de que se les echara la noche encima.

-Según testimonio de una de sus hijas, Mallory llevaba consigo una foto de su mujer, que había prometido dejar en la cima en el caso de haber conseguido alcanzarla. Sin embargo, esa foto no se encontró nunca en el cadáver ni en ninguna de sus pertenencias. ¿Acaso cumplió su promesa de dejarla en la cima en honor a su esposa?

Es probable que alguno de estos misterios pudiera resolverse si se encontrara algún día la cámara que ambos portaban y que les había entregado mientras descendía de su intento el expedicionario que, justo antes que Mallory e Irvine, intentó sin éxito alcanzar la cima. Según los expertos, si dicha cámara se encontrara es probable que contuviera dentro la película fotográfica y, dado las condiciones de congelación, y el tipo de material usado durante esa época, pudiera extraerse alguna que otra imagen que arrojara luz sobre todo esta historia tan cargada de matices románticos, otorgados por aquellos que van abriendo camino para que otros los sigan, de los pioneros que nos indican a los demás, en definitiva, por donde debemos ir.


Andrew "Sandy" Irvine (izquierda) y George Leigh Mallory

lunes, 5 de abril de 2010

Cómics que me gustan: La cumbre de los dioses

  • Título: La cumbre de los dioses.
  • Guión:Yumemakura Baku
  • Dibujos: Jiro Taniguchi
  • Editorial: Ponent Mon
  • Encuadernación: 5 vol, en rústica, 1500 p. aproximadamente.
  • Sentido de lectura japonés. 
Cuando uno encuentra una Vest Pocket-Autograhic Kodak-Special
Al enfrentarse a una obra de este calibre, sin saber nada sobre ella, a cualquiera le asalta la gran duda de si ha cometido un error al gastarse 75 euros y si lo que se le va a contar en esas más de 1500 páginas va a ser tan interesante como para llegar hasta el final sin que aparezca en algún momento el aburrimiento. Las dudas son más grandes cuando te paras a pensar que todo gira en torno a un deporte, el alpinismo, que tampoco es que me atraiga mucho, precisamente. La razón por la que me compré este cómic es porque me lo encontré a buen precio durante el Salón del Cómic de Madrid en 2009, en el mismo stand de la editorial. Hemos de tener en cuenta que el precio real de cada volumen es de 18 euros, tal y como se vendió en el momento de ser publicado por separado, con lo cual, el ahorro era considerable, y dado que ese día tenía bula papal otorgado por Calamarda, no quise dejar la oportunidad de hacerme con él. Además, los 5 tomos venían dentro de una bonita caja y, aunque al final no resultara tan interesante, siempre quedaría bien en mis nuevas estanterias de la serie Markor de Ikea. Es una de las ventajas de no poder comprar una colección cuando sale originalmente publicada y pasado el tiempo puedes adquirirla: después puedes encontrarte con sugerentes ofertas. En su día no pude hacerme con ella y la compra de cada volumen por separado tenía los riesgos de que, en un momento determinado, me encontrara con que uno de ellos estuviera agotado; además, el precio es un tanto alto, las cosas como son, y es que como he dicho en alguna ocasión, este vicio de los cómics no es nada sano. Así que cuando lo ví de oferta no me lo pensé dos veces, sobre todo cuando apenas unos días atrás estuve a punto de comprar la misma edición a 90 euros en una tienda (hace poco lo he visto en una tienda de Madrid a 60 euros, imagino que ya poco mas podrá bajar, y por ese precio ya se puede hablar de casi un regalo, sinceramente).

De cualquier forma, jugaba con las cartas marcadas. Jiro Taniguchi es un autor de renombre y ya había leído dos obras suyas que me gustaron muchísimo: Barrio Lejano y El almanaque de mi padre; dos cómics que son totalmente recomendables y que últimamente han sido reeditados, con lo que no son complicados de encontrar. Así pues, mientras iba leyendo esta gran obra, iba cayendo en la cuenta de que no sólo es posible mantener el interés y la tensión narrativa durante 1500 páginas, sino que, lo que aún es mejor, la intriga que los autores van tejiendo con maestría va creciendo conforme vamos avanzando en la trama, confeccionando una impresionante narración que te tiene pegado al sillón con ganas de saber más y más. Realmente cuesta trabajo dejar de leer, ya que al final de cada capítulo se te invita a seguir en la lectura del siguiente. Así pues, al igual que el protagonista de la historia, yo también encontré un tesoro.

¿De qué va?
Durante una expedición al Everest en 1993, que no termina de culminar con éxito, un alpinista experto en fotografía (o un fotógrafo experto alpinista) llamado Makoto Fukamachi, encuentra por casualidad en un bazar de Katmandú, capital del Nepal, lo que parece ser la cámara de fotos que en 1924 llevaban los montañeros ingleses Mallory e Irvine en su intento de coronación del Everest. Ambos alpinistas desaparecieron durante dicha escalada y nunca se llegó a saber a ciencia cierta si fueron los primeros o no en llegar a la cima de la montaña más alta del Planeta. Es a partir de las pesquisas de Fukamachi por intentar descifrar el misterio de la camara de fotos y la coronación de Mallory e Irvine, aún hoy sin resolver realmente, cuando se inicia toda la historia, con sus tramas y subtramas. Fukamachi se encuentra así con la persona que cambiará su percepción de la vida, y sobre la que girará el peso de la narración: Joji Habu.

A partir de ese primer encuentro, Fukamachi intenta conocer todo lo posible a este alpinista, olvidado y casi repudiado por sus propios compañeros, y cuyo paradero real no era conocido una vez se le perdió la pista en Nepal años atrás. La búsqueda de las respuestas alrededor de la supuesta cámara de Mallory, lleva a Fukamachi a descubrir realmente la personalidad de Habu, a obsesionarse totalmente por él y a cuestionarse, a su vez, la propia razón de su existencia.

¿Por qué me gusta?
Resulta complicado quedarse sólo con un aspecto que me haya gustado. En primer lugar, el cómic se vertebra sobre un recurso narrativo muy usado, pero no por ello menos interesante si se sabe usar con la genialidad con que lo hacen Taniguchi y Baku: introducir en un acontecimiento histórico más o menos relevante (la desparación de Mallory e Irvine) un elemento de ficción distorsionador en mayor o menor medida (encontrar la cámara de fotos con la que hicieron el intento de escalada). A partir de ese momento, ambas líneas narrativas, la real y la de ficción van tomando caminos paralelos que en ocasiones convergen uno hacía el otro, estableciéndose de vez en cuando puntos en común, y donde los límites se difuminan, en un claro juego que los autores nos proponen al leer la obra.

El primer tercio de la obra, se centra en la búsqueda de información sobre la persona de Habu por parte de Fukamachi con la excusa de la cámara de fotos como trasfondo. El cómic se desarrolla en diversos capítulos en forma de flashbacks, donde amigos y compañeros de Habu van contando a Fukamachi sus experiencias con el alpinista. Su carácter complicado, su extraña forma de ser, que va provocando la creciente soledad de Habu, cuyas gestas él cree que no son reconocidas convenientemente por el colectivo al que pertenece, y sobre todo, como por cuestiones del destino, trágicamente se ve de repente preso de sus propias palabras. En su viaje, Fukamachi comprenderá, y nosotros con él, que detrás del comportamiento de Habu, y en definitiva de cualquier persona, hay siempre una razón oculta que explica nuestros actos, por extraños que parezcan, y que esa razón íntima es la piedra angular sobre el que se sustenta el hermetismo que a veces rodea a cualquier ser humano en forma de coraza protectora.

Uno de los grandes problemas del cómic como medio de expresión, en mi opinión, es que por el formato de publicación y por su estructura narrativa, es complicado llegar a crear personajes lo suficientemente fuertes como para que una historia se construya sobre la personalidad de uno de ellos. No es que no existan obras así, pero a veces el límite de páginas impone una pequeña dictadura a la hora de profundizar en la mentalidad de los personajes, por lo que al cómic, en general, se le ataca en ocasiones pues ha de tirar de arquetipos clásicos para poder desarrollar una historia: de esta forma la creación de esta estructura psicológica no se verá cortada por la limitación en el uso de páginas, ya que viene dada por el propio arquetipo. Desde luego, teniendo en cuenta que esta obra se compone de 1500 páginas, los autores no han tenido este problema. Otra cosa es que se haga bien, y por supuesto, en este caso, el acierto es completo. Por otra parte, aunque no es un dato que lo haya podido confirmar, pues en castellano no hay nada dicho al respecto, parece ser que el cómic es la adaptación de una novela de Yumemakura Baku, algo que no me extrañaría por lo ya comentado en relación a la construcción de los personajes, ya que en los libros éste sí es un recurso que se usa con normalidad. En el primer volumen, se incluye un texto de Baku en donde cuenta la forma en la que contactó con Taniguchi para que hiciera la adaptación, pero como sucede durante el propio cómic, a veces no tenemos claro donde están los límites entre la ficción y la realidad, así que no se con exactitud si existe ese libro o no, porque lo que es seguro es que en castellano no está disponible, y paso de aprender japonés para bucear en páginas web japonesas a ver qué dicen al respecto.

Por otra parte, a través de este cómic vamos entrando poco a poco en este desconocido, para mí, deporte que es el alpinismo. Tanto guionista como dibujante parecen ser grandes aficionados, y eso se nota a la hora de abordar la historia, y es algo que nos transmiten perfectamente ya que hablan constantemente de los diferentes tipos de escalada, la forma de prepararlas y nos sumergen de lleno en las expediciones que tienen como objetivo alcanzar las cumbres más altas. Son especialmente hermosas las viñetas donde se ven las escaladas, con esos paisajes totalmente salvajes, donde los protagonistas viven al borde de su límite físico y psicológico, buscando su superación continuamente. Parece mentira como en un dibujo estático como es una viñeta pueda representarse tan bien el vértigo que producen las grandes paredes y esa sensación de altura y de grandiosidad de las montañas mas altas del mundo.

Pero donde los autores se muestran perfectos en sus planteamientos es a la hora de mostrarnos las escenas donde los protagonistas, debido al extremo cansancio físico y desgaste psicológico al que son sometidos, sufren una serie de capítulos febriles de alucinaciones donde sus propios fantasmas del pasado se le aparecen de forma amable, pero con perversas intenciones; o como nos cuentan las terribles condiciones en las que se hace acampada cuando se intenta escalar una gran montaña como es el Everest, donde un clima adverso y agresivo ataca continuamente al montañista, casi en un acto de defensa. Especialmente evocadores son los capítulos donde se cuenta la historia de la última ascension, hasta donde es posible contar y se sabe, de Mallory e Irvine, y casi experimentamos en primera persona las terribles condiciones en las que estos pioneros abordaban sus increíbles objetivos.

En definitiva, un cómic altamente recomendable para disfrutar durante días, ya que la tensión crece y crece sin parar de página a página, y sólo es a mitad del quinto y último volumen cuando los autores nos dan un pequeño respiro, que simplemente sirve para coger un poco de aire y enseguida retomar el ritmo trepidante de narración que culmina en el final que todos estábamos esperando, y que no por ser previsible, deja de ser menos sorprendente por la maestría con la que nos lo cuentan los autores.

Y es cuando cierras el último volumen, y terminas de leerlo, cuando te das cuenta de que tú también, al igual que Fukamachi, has quedado atrapado por Joji Habu.