martes, 29 de marzo de 2011

Soy un ejemplo

Yo creo que una de las grandes ambiciones de cualquiera es servir de ejemplo a los demás en algún momento de su vida.

¿Quién no se ha sentido orgulloso de que su jefe le ponga como ejemplo ante sus compañeros?

- Mirad a fulanito: todos deberíais de hacer como él. Es un ejemplo a seguir para la empresa.

O que tu pareja te ponga como ejemplo ante sus amigas:

- No sólo es bueno en la cama, además es un cocinitas y me hace de comer siempre muy bien y es muy cariñoso. Es un ejemplo para los demás hombres.

O que tu hijo diga que eres un padre guay...

- Mi padre es un ejemplo para los de mis amigos, porque conmigo se porta muy bien.

A mi no me ha pasado nunca en estos tres casos, pero yo hoy he sentido esa sensacion que se tiene cuando alguien te pone como ejemplo, sea en la circunstancia que sea. Me ha ocurrido mientras yo volvía a casa y la verdad es que es algo que te hace sentir bien pues, en definitiva, te conviertes en un modelo de conducta para los demás, en una enseñanza que alguien recibe gracias a tí.

Es algo que te alegra el día.

¿Pero este chico ve por donde
tiene que llevar el coche?
Pues bien, yo venía a casa y en un cruce sin señalización ni semáforos, venía un coche de la autoescuela y al volante estaba una chica cuya forma de conducir me ha recordado a uno de mis ídolos (Fernando Alonso). Y no lo digo porque llevara el coche como los dioses, siempre por su sitio, veloz pero prudente. No. Me recordaba a Fernando Alonso porque la pobre chica, de corta estatura, iba conduciendo estirando el cuello y apenas se le veía la cabeza por encima del volante. Y eso me ha puesto en alerta.

La diosa casualidad ha querido que ambos llegaramos en el mismo momento al mismo sitio: un paso de peatones. Imagino que la chica estaba más preocupada por llegar con los pies a los pedales y asomar la cabeza por encima del volante, junto con el hecho de comprobar de que no viniera otro coche por la calle perpendicular que tenía que atravesar ella con el vehículo de la autoescuela. Se le había acumulado el trabajo, vaya. El caso es que la chica no me hizo ni puto caso, o no me vió, y siguió su camino como si no hubiera otra cosa en el mundo que hacer.

Yo, como estaba prevenido, ya había hecho mi parada obligatoria en la acera, esperarando a verlas venir.

Cuando el coche pasó a mi altura, el instructor, sentado a la derecha de la chica, me señaló con el dedo y le dice algo asi como: "Tienes que fijarte en el peatón".

Y me ha puesto como ejemplo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Conoces la thermomix?te gustaría conseguir una completamente gratis?si es así mandame un correo pesare@hotmail.com te va a encantar!

Calamardo dijo...

No, la verdad es que no la conozco... ¿pero aún queda algo gratis en el mundo?

No me lo creo...

Pero gracias por pasarte por aquí, ¿has probado alguna de mis recetas?.