Hace meses vi este vídeo musical (de un grupo que no conocía llamado The avalanches) y cuando terminó sentí esa sensación que se tiene a veces cuando estás delante de una creación especial, en donde notas que la gente que estuvo en su día detrás de su realización estaban en estado de gracia y que recibieron la visita de Erato, Euterpe y Terpsícore, musas de la poesía lírica, de la música y de la danza, respectivamente (según la tradición griega). Musas a las que habría que añadir a Beta, que es la musa provisional (de ahí lo de Beta) que yo he puesto para las artes del vídeo (aquí lo de Beta también está bien traído, ¡toma!) y que en época de los sabios griegos no existía, obviamente.
Me gusta lo que cuenta y cómo lo cuenta e incluso ese ritmillo hipnótico de la canción (en realidad está todo el rato diciendo lo mismo, pero no eres consciente de ello realmente) que ayuda a que te quedes pegado a la pantalla, babeando sin pestañear. Por lo menos a mí me pasó cuando lo ví por primera vez, y me pasa siempre que lo veo: me quedo pillado. Es la unión perfecta de imagen y música, la circunferencia perfecta, el ying y el yang, como el pan con Nocilla, no hay nada mejor.
La explicación real de lo que cuenta el vídeo la tenemos al finalizar la canción, y son precisamente esos pocos segundos los que le dan la dimensión real a esta maravillosa historia sobrenatural que sus autores nos han contado en sólo cinco minutos. Además, gracias a esta explicación final te dan ganas de volver a verlo de nuevo.
Siempre que en la tele dan alguna noticia triste de mineros que se han quedado atrapados en la mina me acuerdo de "Since I left you". Ojalá que esos pobres de Nueva zelanda hayan encontrado también su lugar, como uno de los protagonistas de la historia de este videoclip, el cual recomiendo disfrutar con los auriculares puestos:
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